Uno de los grandes objetivos de cualquier mensaje publicitario es transmitir emociones que fomenten la compra.
Muchos son los recursos utilizados, colores, frases, formas…todo en perfecta armonía plasmado en el soporte o medio de comunicación para transmitir al cliente exactamente aquello que condicione una respuesta positiva hacia la marca o producto.
Obviamente el expositor se convierte en gran protagonista en el punto de venta como último y definitivo eslabón de los medios utilizados para potenciar el consumo.
Un expositor o un punto de promoción debe de causar en el posible comprador una respuesta emocional que le lleve, en última estancia, a comprar el producto que se anuncia.
Conseguir una respuesta emocional es uno de los trabajos que los expertos en marketing realizan.
Tras estudios de mercado y la forma de pensar de los compradores junto a las modas y las últimas tendencias se diseñan las campañas más exitosas utilizando como referente en la superficie comercial el expositor que logrará que el comprador responda emocionalmente y se fije.
Existen diferentes tipos de respuestas y, en función de lo que se pretenda vender y del tipo de campaña, se intentará provocar una u otra para incentivar las ventas.
Las reacciones son, muy frecuentemente, instantáneas y para el comprador que actúa obviamente de manera consciente este impulso le proviene del subconsciente en el que mediante diferentes estrategias ya se ha actuado.
Es pues una conexión inmediata que tiene que aprovecharse al momento.
Os mostramos cuatro ejemplos.
EXPOSITOR Y SORPRESA
Una de las respuestas que se pueden buscar con los expositores es la sorpresa.
Por ejemplo, un producto con un expositor renovado causa sorpresa, hace que el comprador se fije y si se acompaña la campaña de cambio de imagen con una promoción descuento, este puede ser el detalle que haga que quién mire sorprendido por el cambio acabe comprando convencido por el ahorro.
EXPOSITOR Y SENSACIÓN DE LUJO
La sensación de lujo es primordial cuando un consumidor adquiere cierto tipo de productos como cosméticos o perfumes y el expositor ha de transmitir a la perfección esta emoción.
La estructura, los materiales, los colores han de enviar a la perfección el mensaje de vida idílica propia de famosos y glamur.
Los productos de este tipo en el que se vende el lujo no tienen por qué ser excesivamente caros, pero no nos engañemos, tampoco pueden ser baratos ni excesivamente promocionados. Han de gozar de una cierta categoría y clase siendo también una parte fundamental el packaging o envase del producto comercializado.
EXPOSITOR Y NOSTALGIA
Una llamada al recuerdo funciona de manera muy efectiva si tu producto va dirigido a un target específico que puede encontrarse entre los 40 y 60 años.
Una referencia en el mueble, por ejemplo, con un rótulo “vintage”, apelará a otros tiempos y el consumidor asociará a la marca con su infancia y adolescencia haciendo que se muestren mucho más inclinados a su compra.
EXPOSITOR Y CARIÑO
Los expositores también pueden causar una sensación de cariño y ternura en el cliente. Los colores cálidos, la tipografía suave o esponjosa, la forma del mueble, las imágenes…
Es algo muy usado cuando hablamos de productos dirigidos, por ejemplo, a bebés.
Sobradamente conocidas son también las promociones estacionales centradas en este tipo de emoción, por ejemplo, San Valentín o el día de la madre o el padre.